Manuales y consejos de reparación y mantenimiento de los Suspensión y Brazos

La avería de un solo elemento afecta negativamente a la maniobrabilidad del vehículo: el coche se desvía hacia un lado y se produce un balanceo de la carrocería al tomar curvas y al frenar. Se pueden escuchar golpes procedentes de la suspensión y las ruedas se desgastan de manera desigual o más rápido de lo normal. No se pueden alinear las ruedas. La inspección puede revelar que alguna pieza tenga holgura y grietas en las botas o las cubiertas antipolvo.

Usted puede cambiar las juntas de rótula, los tirantes y los terminales de dirección, las juntas homocinéticas, los brazos de control, los amortiguadores, los soportes de montaje del motor y de la transmisión, los soportes estabilizadores y los cojinetes. Para hacer esto, primero hay que levantar el coche y, si fuera necesario, el cubo. Limpie los asientos de montaje. Cuando se disponga a apretar las sujeciones, asegúrese de tener en cuenta el par indicado. Una vez termine el trabajo, tendrá que alinear las ruedas en un garaje.

Pasar por alto una avería de la suspensión y de los brazos de control provocan un malfuncionamiento de la dirección, de los sistemas de la transmisión y de los frenos. Además, esto puede deteriorar la estabilidad del coche cuando se circula por carreteras en mal estado y al tomar curvas, provocando también un desgaste desigual de la banda de rodadura de los neumáticos. Si circula con un coche con los brazos de control averiados, corre riesgo de que se suelten las ruedas.